Entrando en la península del Peloponeso, tras cruzar el canal de Corinto y después de dejar la A8 y callejear por una zona de chalets nos encontramos con la antigua ciudad de Corinto.
Las primeras informaciones que se tienen de Corinto datan del siglo VII cuando es colonizada por Fenicios, para ser posteriormente ciudad Dórica y Macedonia. Más tarde sería tomada por los Romanos, siendo convertida por Julio Cesar en capital de la provincia romana de Acaya y gobernada por un procónsul.
Por desgracia no queda mucho de la antigua ciudad de Corinto en pie, pero aún así se puede pasear por lo que otrora fueron sus calles, casas y termas. En el centro de la ciudad todavía se mantiene en pie el Templo dórico de Apolo, de entorno al año 540 a.C. Siendo el único templo griego que se conserva en pie dentro de la península del Peloponeso. Otras pequeñas cosas como el Templo E, la Fuente Pirene,… pueden disfrutarse durante el paseo por la antigua ciudad de Corinto.
Desde lo alto, a 566m de altura, Acrocorinto, la acrópolis de la ciudad, se impone majestuosa en un alto que domina toda la entrada a la península, controlando desde el mar Jónico hasta el mar Egeo, teniendo así una posición estratégica en el Peloponeso. Ya el orador Cicerón la llamó totius Græciæ lumen, “el ojo de toda Grecia”.
Merece la pena pasear por las salas de su museo dentro de las cuales podemos observar a dos espectaculares gemelos Kuros, figuras de jóvenes griegos desnudos, tallados bajo un modelo egipcio y con poca expresividad. Un par de estatuas que rescataron de unos ladrones hará 8 años y que las enseñan junto a un par de tumbas, las cuales conservarían restos de dos gemelos y que podrían estar relacionadas con los Kuros. Por desgracia los siguen documentando, no los han divulgado científicamente y por lo tanto no es posible fotografiarlos.
Os dejo un enlace por si queréis profundizar en la historia y cultura de Corinto y sobre todo que podáis disfrutar de las fotos que hice en Corinto.
